Siempre, desde que me enseñaron ciencia en el colegio, me hablaron de las características de un ser vivo.
Esas que siempre dicen: nacen, crecen, se desarrollan, se reproducen, mueren. Y lo mismo para los seres humanos.
Pero nuca dijeron realmente los que nos pasa a nosotros los humanos. Caminan,corren, cantan, escriben, miran, observan, lloran, ríen, anhelan, extrañan, quieren, aman. Sienten, cosas que quizás no quieren sentir, pero las sienten. Y el mundo tan simple se va a la mierda. La maldita consciencia nos hizo no sólo ser "superiores" a los otros seres vivos, sino que nos condeno eternamente. Nos abrió tanto los ojos a la superioridad, a la inteligencia, a la grandeza, como a la emotividad y ahí nos fuimos a la mierda.
Ahora el fin de la vida no es sólo desarrollarse, crecer y morir. Es también llegar a ser feliz, es sentir, es amar.
Y mucha de esas veces es amar a alguien utópico, a alguien no correspondido, a alguien que uno idealiza y por más que intente utilizar la razón, la emotividad se adelanta y gana la carrera llegando primero e invadiendo tu mente.
A pesar de como me sienta hoy, creo en la frase que dice: " No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista" Y espero que esos cien años no sean literales sino figurados.
Lo más interesante de los humanos, es nuestra emotividad, nuestros sentimientos. Pero a la larga son los que nos condenan a la infelicidad absoluta o a la dicha mas grande de todos los tiempos.
Sólo el tiempo lo dirá, espero que no se tarde tanto.
Matilda Riquelme Corleone